Hanna nació hace 22 años en Ciudad Pegaso, un humilde barrio de la periferia de Madrid. Se formó musicalmente con lo que ella llama “la técnica del play / rec”. “Le daba al play y al rec en el radiocasete y me ponía a improvisar mis temas”, explica.
De su padre se sabe que llegó a ser Mister Atlanta, y que fue especialista y dobló a Sylvester Stallone en escenas difíciles de Rambo 1 y Rambo 2. Su madre falleció mientras Hanna cerraba su contrato con la discográfica. “Fue muy duro”, cuenta, “pero al final todo lo que te pasa te hace más fuerte, te vale para tomar determinaciones”. Empezó improvisando canciones ante los paseantes del parque del Retiro tras un cartel pintado a mano que decía “no sé inglés”. Su estilo es pura fusión de la calle. Con voz rasgada y con una actitud de ella contra el mundo, contra todo, contra todos, Hanna mezcla chulería con rap, flamenco y rock y una pizca de locura. Hanna es un personaje arrollador. Sus letras son intensas y salvajes, a veces agresivas, pero a la vez sensibles y dolidas. Su primer disco, “Pura Hanna”, salió a la venta el pasado 19 de marzo y está producido por Alejo Stivel, ex integrante del grupo Tequila y productor de muchos éxitos del reciente pop español. Él mismo ha dicho que el álbum debut de Hanna “suena como si la folclórica más bestia hubiera crecido mandando sms y escuchando rap y reggaeton”. Hanna va de peligrosa, sobrada e independiente y no tiene pelos en la lengua. Su actitud de chica mala está de moda en el mundo de la música. Es la cultura urbana del nuevo hip hop femenino que llega pisando fuerte.